Cuando la celebración de mis XV años se aproximaba, mi mamá fue la más entusiasta. Desde que recuerdo, ella siempre anhelaba que llegará este momento, por lo que cuando estaba a un año de cumplirlos, ¡ENLOQUECIÓ!
Ella siempre hacía que me probará vestidos de quinceañera desde que tenía 12 años (imagínate lo que me hacía pasar 😅) entre pruebas de vestidos, accesorios, zapatos… ¡y es que no solo era eso! era todo lo que implicaba planear mi fiesta de quinceañera.
Ella siempre estaba con la mejor disposición, irradiaba felicidad cuando veíamos invitaciones se le salían los ojos, y también cuando visitábamos salones. Su rostro era de amor y ternura cuando me veía puesto un vestido, y aún puedo recordarlo cuando cierro los ojos.
Mi madre me recordaba siempre que “yo era su reflejo” y que por ello quería festejar mis 15 de una forma única y excepcional, y así ella podría disfrutarla tanto como yo.
El día más esperado…
Cuando la fecha de la fiesta ya estaba muy próxima, recuerdo que mamá no dejaba pasar ni un minuto; revisando proveedores, comparando, viendo propuestas, preguntado a la familia, amigos, en fin ocupaba todos los recursos para que no se le pasará ni un solo detalle.
¡Y llego el tan esperado día para ambas!, mamá lucía radiante, hermosísima, que por un minuto pensé que ella era la quinceañera. Más sonriente que nunca y feliz muy feliz.

Todo salio tan perfecto y fue gracias a su entera dedicación. No puedo olvidar ese momento tan emotivo, cuando ella pronunció unas palabras hacía mi y dijo:
“Anhele tanto este momento desde que naciste, porque eres mi reflejo, mi amada quinceañera”.
Nuestra madre es la que siempre hará todo lo posible por que nuestro día sea único. Cuéntanos que es lo que hizo o está haciendo tu mami para que ese día sea tan especial…